Estimados lectores, hoy en día la inquietud nos invade y nos
atormenta, perdemos la tranquilidad y serenidad en la vida cotidiana, estamos
rodeados de bombardeos visuales y físicos que nos llenan de intranquilidad,
generan ansiedad y estado nervioso intenso, todo esto, nos lleva a realizar
nuestras acciones apurados; si estamos manejando observen que el tráfico se
forma por los apuros, el tocar cornetas altera a las personas y eso incide en
querer salir lo más rápido posible enganchándose con el barullo colectivo y no
disfrutamos el poder circular en la calle.
Sin embargo, la inquietud muchas veces es fruto de la
incapacidad para admitir que en la vida hay situaciones y momentos que no
podemos prevenir ni controlar, como un accidente, una cola, donde nos toca
tomar las cosas con calma y serenidad.
Cuando realizamos nuestras actividades desde la serenidad,
podemos ver, sentir, escuchar y disfrutar de esa actividad en ese momento, nos
genera regocijo, placer y bienestar, las endorfinas se alegran y se logra la armonía
interior.
Hay que comenzar por escuchar nuestro interior para lograr
tranquilidad y serenidad, cuando escuchamos nuestra respiración, los latidos
del corazón, el pulso, centramos nuestra atención sin ningún tipo de apuros
para podernos escuchar, muchas veces nuestro interno está gritando que
quiere paz, tranquilidad y quietud y por
estar apurados o inquietos no nos damos cuenta y nos enfermamos.
El control consciente, que no es más que un pensamiento fijo,
o situación tormentosa que no deja sentir paz, no permite que la calma ni la
serenidad entre en tu vida, todo lo contrario controla el sistema nervioso y
mental general un estrés y agobia la
mente.
Necesitamos conectarnos con nuestro interior, para sentirnos,
conocernos, aceptarnos y amarnos, y eso no se puede hacer con apuros, la
realidad es que vivir sin apuros nos conduce a disfrutar de cada actividad que
hacemos, si escribimos, pintamos, cosemos, bailamos, tocamos algún instrumento
o cualquier que hacer como regar las plantas, abonarlas y limpiarlas, es
necesario hacerlo sin apuros, sintiendo y disfrutando lo que hacemos.
Cada persona debe organizar su vida, planificarla y agendar
sus actividades para así lograr hacerlas con tiempo y dedicación, para que se
vivan y disfruten.
Cuando el disfrute se vive con intensidad y placer se logra
momentos de felicidad en el individuo el cual lo proyecta con una imagen
saludable, feliz, jovial, alegre y consciente de su vida.
Reflexión: disfruta el momento, permite que la tranquilidad y
la quietud llegue a tu vida.
Hasta la próxima semana.
Janitza Ramírez.
@diadiaenarmonia.
Diaadiaenarmoia.blogspot.com
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