martes, 20 de noviembre de 2012

La nueva visión es aplicar la Inteligencia Ecológica.


 
 
Estimados lectores, actualmente podemos darnos cuenta que estamos en un tiempo de reflexión y rescate de valores  para un vivir mejor, lo podemos ver en la promoción y difusión de los valores ecológicos, para recuperar y restaurar nuestra casa Madre planeta Tierra, que está deteriorándose por la falta de amor, sentido conservacionista, sentido de pertenencia y el mal uso de los recursos naturales que nos brinda la Madre Naturaleza.

Ahora es el turno a la “revolución verde”, como cita Daniel Goleman en su libro porque cualquier vida humana tiene un impacto sobre la vida del planeta: la famosa “huella ecológica” la cual podemos calcular con esta calculadora, que también explica y predica Jim Merkel en su Simplicidad Radical, que dice consumir menos significa vivir mejor, ya con esto se está aplicando la inteligencia ecológica la cual se puede definir como el arte , la habilidad y la capacidad de vivir tratando de dañar lo menos posible a la naturaleza. Consiste en comprender qué consecuencias tienen sobre el medio ambiente las decisiones que tomamos en nuestro día a día e intentar, en la medida de lo posible, elegir las más beneficiosas para la salud del planeta.

Para iniciarnos en ese camino, es necesario comenzar desde nuestros hogares como punto de partida para instaurar los valores ecológicos en los niños y niñas, luego en las escuelas para formar y desarrollar esos valores de manera consciente, porque lo más importante es tomar conciencia para poder hacer los cambios necesarios que nos llevarán a pensar de forma crítica, objetiva, correctiva e inteligente, sobre los impactos que cada uno de nosotros hacemos de manera consciente o inconsciente en el ambiente que nos rodea e interactuamos.

Estamos en un momento reflexivo donde debemos comenzar a revisar lo que tenemos en nuestros hogares y los impactos ambientales que producen  sin darnos cuenta o simplemente comenzar a observar y a aplicar medidas correctivas con los aparatos electrodomésticos, por ejemplo al salir desenchufar los aparatos electrónicos porque consumen energía, apagar las luces en los ambientes donde no estamos, cerrar bien las llaves para que no se malgaste el agua, no botar el aceite por el desagüe, hacer reciclaje,  verificar si lo que compro se fabrica respetando el medio ambiente, reusar las hojas que usualmente botamos en las oficinas, entre otros, es una forma de colaborar para un ambiente saludable.

Ahora bien, el consumo responsable es la única alternativa de futuro que nos queda si queremos conservar muchas de las comodidades de las que disfrutamos en este momento y muchas otras que vendrán.

Con Internet, las redes sociales y la globalización,  las corporaciones ya no emiten un mensaje que reciben los consumidores, ahora se ven forzadas a mantener una conversación, en la que se les dice tanto lo bueno como lo malo, y sólo aquellas que sean capaces de mantener esa conversación y demostrar coherencia entre sus valores, actuaciones y conversaciones continuarán en el tiempo desarrollando su actividad.

Esto nos permite ver en este presente la importancia de aplicar los valores ecológicos para un futuro con equilibrio bioecoenergético.

Todo es ambiente, por lo tanto todo es conciencia y es necesario recordar que las  actuaciones de cada individuo repercuten en el ambiente inmediato, el pensar, expresar y actuar deben tener sincronía ecológica .

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